Antes de empezar, déjame aclarar que este es un artículo de opinión. Es más, puede que el contenido no sea todo lo objetivo que debería.
Pero las cosas están como están y a mí me apetecía decir lo que pienso. Avisado estás.
Empezaré añadiendo un poco de contexto, que creo que es necesario. Y lo haré con una sencilla cronología de acontecimientos que explican, a mi parecer, la situación que estamos viviendo en estos momentos.
2014: Google informa «a sus accionistas que se ve expuesta a «un creciente escrutinio regulatorio» en Europa, que puede hacerles «incurrir en costes sustanciales» y podría «impactar de forma negativa» en el «negocio y en los resultados de operaciones«.
2016: La Comisión Europea condena a Apple a pagar 13.000 millones de euros más intereses, al considerar ilegal el régimen tributario aplicado por Irlanda a la multinacional tecnológica, desde 2003 hasta 2014.
2016: La GAFA (Google, Apple, Facebook y Apple) empieza a normalizar su situación fiscal con Europa. La presión sobre las compañías obliga a estas a llegar a acuerdos con los países afectados (Francia, Italia, Reino Unido o España, entre otros) que reclaman miles de millones en impuestos no percibidos.
2018: España se convierte en el primer país europeo en poner sobre la mesa la Tasa Google. Otros países como Francia o Reunido se apuntan a la iniciativa y proponen sus propios impuestos.
2018: Entra en vigor el nuevo reglamento europeo sobre protección de datos aprobado en 2016.
2018: La agencia de protección de datos multa con 600.000 euros a Facebook y WhatsApp por incumplimiento de la normativa de protección de datos.
2019: Multa récord a Google. 50 millones de euros por incumplimiento de la normativa RGPD.
2020-2021: Negociación y acuerdo del G7 para grabar a las grandes tecnológicas con un impuesto que será, como mínimo, del 15% de sus ingresos.
2021: Irlanda acepta incrementar del 12,5% al 15%, tal y como se propone desde la OCDE. Al mismo tiempo, Bruselas decide aparcar la tasa Google.
2022: Austria y Francia declaran ilegal el uso de Google Analytics, medida que podría extenderse al resto de países de la Unión Europea.
2022: Mark Zuckerberg declara que si no se relajaban un poco las medidas europeas, «Es probable que no podamos ofrecer algunos de nuestros productos y servicios más importantes, como Facebook e Instagram, en Europa, lo que afectaría material y adversamente a nuestro negocio, situación financiera y resultados de operaciones.»
Y así podrá seguir todo el día.
La cuestión es la siguiente.
Las grandes empresas tecnológicas, como se podía esperar, se aprovechan de sus recursos y de ciertos vacíos legales para pagar menos impuestos.
No entraré a valorar si eso me parece bien, mal o regular. Mi opinión sobre este tema, me la reservo para otro momento.
Pero ha quedado demostrado que, la mayoría de sus servicios, son útiles y ayudan a que otras empresas pequeñas, medianas y grandes, prosperen y tengan acceso a recursos que hasta ahora solo eran accesibles para un reducido grupo.
Por ejemplo, ¿cuánto le costaría a un pequeño negocio como el mío o como el tuyo, anunciarse en un medio con una audiencia decente?
La última vez que miré cuánto costaba alquilar un espacio publicitario en prensa nacional, perdí la cuenta de los ceros del presupuesto. El precio por salir en televisión, mejor ni mirarlo.
En cambio, cualquier negocio con acceso a las plataformas publicitarias de Google y Facebook, puede llegar a cientos de potenciales clientes invirtiendo menos de 10 euros al día.
De hecho, miles de negocios de gente normal, no de malvados empresarios multimillonarios, de gente como tú y como yo, han conseguido salir adelante gracias a las redes sociales y a las plataformas publicitarias digitales.
Es, por llamarlo de alguna manera, la opción más democrática que jamás ha existido.
Google, además, nos brinda la oportunidad de analizar nuestro negocio a través de herramientas como Google Analytics o Google Search Console, lo cual es importantísimo a la hora de tomar decisiones, diseñar estrategias de marketing, crear contenidos, etc.
Ahora bien, todo eso tiene un precio. Nada es gratis, pero eso creo que ya lo sabíamos.
Las herramientas de publicidad funcionan, porque las empresas que las gestionan tienen acceso casi ilimitado a lo que hacemos en internet como usuarios.
Saben qué contenido consumimos, qué compramos, dónde vivimos y a dónde nos vamos de vacaciones, conocen a nuestros amigos, a nuestros familiares, saben qué nos interesa, qué nos aburre, incluso tienen una idea de cuánto dinero ganamos.
Lo saben casi todo.
Una vez más, no entraré a valorar si eso me parece bien, mal o regular.
Lo que sí me gustaría decir, es que aquellos que siempre han criticado a estas plataformas por su falta de transparencia y que, con el tiempo, se han autodenominado defensores de nuestra privacidad, no han tenido ningún reparo en acceder a nuestra información personal cuando lo han necesitado, sin permiso de nadie y sin rendir cuentas ante nadie.
¿Hipocresía? Puede.
Por otro lado, no sé qué te parecerá a ti, pero viendo la cronología anterior, yo veo un patrón claro.
El interés por estas compañías empezó porque alguien consideró que pagaban pocos impuestos. Lo de la transparencia y la privacidad, llegó mucho después.
Viendo el panorama actual, repleto de regulaciones cada vez más restrictivas, no solo para las grandes empresas sino para el público en general, y viendo cómo los de arriba le están cogiendo el gusto a esto de subirle los impuestos a quienes crean riqueza y trabajo, no me extraña que sean cada vez más quienes deciden irse en busca de un lugar donde se les quiera más.
No obstante, Meta, anteriormente Facebook, tiene más de 500 millones de usuarios en Europa, por lo que no creo que abandone el barco.
Sobre todo si tenemos en cuenta que desde la actualización de privacidad de Apple, la compañía de Zuckerberg ha registrado pérdidas millonarias en publicidad, sus acciones han caído estrepitosamente y lleva meses sufriendo una hemorragia de usuarios.
Lo más probable es que lleguen a un acuerdo in extremis, como suele pasar siempre con estas cosas. Abandonar Europa supondría, probablemente, más pérdidas que beneficio.
La prohibición de Google Analytics es el otro frente más importante.
Tendremos que esperar a ver qué pasa, pero, no olvidemos que sin Analytics, miles de negocios tendrán que cambiar muchas cosas. Y eso, en los tiempos que corren, no creo que sea algo positivo.
En definitiva, más regulaciones, más impuestos y más restricciones. Al parecer, ese es el plan de la Unión Europea a la hora de crear riqueza, atraer empresas y generar empleo.
¿Será que ellos ven algo que yo no veo?
Y termino con una recomendación.
Como ya he dicho, no creo que Instagram o Facebook desparezcan de Europa. Tampoco tengo muy claro qué acabará pasando con Google.
Pero si tienes un negocio, necesitas empezar a pensar en la omnicanalidad.
Trabaja en tu lista de suscriptores. El email marketing, aunque está muy regulado, todavía es bastante accesible para la mayoría.
Posa tus bonitos ojos en redes sociales como LinkedIn o TikTok que, al menos de momento, no están peleando por su supervivencia.
Y, sobre todo, mantente informado.
Sé que este no es tú trabajo, pero la información es poder y puede suponer la diferencia entre estar preparado para los cambios, o que estos te pasen por encima como un tren fuera de control y te dejen fuera del juego.
Hasta la próxima semana.
Igual el contenido no es todo lo objetivo que debería, pero cuando tu subjetividad es tan válida como la posible objetividad externa (que no podrá ser del 100%, ya que no es un robot el que escribirá) me quedo con tu opinión de todas todas.
Yo también valoro la ayuda y mucho más que nos han traído las redes. Al final son lo malas que quieran ser según el uso que se les de.
Mil gracias por tu artículo, contigo se puede aplicar aquello de que ya no me acuesto sin llevarme nada aprendido.
Mil gracias Ana, tanto por tu comentario como por tu aportación 😉