Jardinería web (Parte I)

Siempre he pensado que las plantas no son lo mío.

Y no se trata de una simple creencia. La experiencia me ha demostrado una y otra vez que no importa dónde viva ni que planta o flor decida cuidar. Mis relaciones con el mundo vegetal, nunca terminan bien.

Ni los cactus me sobreviven.

A muchos de mis clientes les pasa algo parecido con sus páginas web.

Empiezan con una web bonita y llena de vida que da gusto mirar, pero, poco a poco, con el paso del tiempo, esa vida termina por apagarse.

¿Las razones? Probablemente las mismas que me llevan a mí a fracasar una y otra vez en la jardinería.

Puede ser por falta de conocimiento, incluso de interés, lo que les lleva a olvidarse de que una web es algo que necesita cuidados, mantenimiento y dedicación.

El artículo de esta semana es, o al menos me gustaría que fuera, el primero de una serie de artículos breves sobre cómo cuidar de nuestra web para que se mantenga saludable la mayor cantidad de tiempo posible.

Y no solo eso.

Hablaremos también de qué hacer para que cualquier web sea algo más que un simple escaparate estático en internet.

Para hacerlo me he basado en un artículo sobre jardinería para principiantes del blog blog.homedepot.com.mx que me ha parecido no solo interesante, sino también muy ilustrativo.

Y lo primero que nos recomiendan en ese artículo es…

Define tu objetivo

«Un jardín puede servir para plantar flores, crear espacios para el esparcimiento o cultivar hortalizas… Si tenemos claro qué es lo que queremos nos será mucho más fácil visualizar el cómo lo construiremos… Por eso, desde el principio es necesario definir la función que este va a cumplir y delimitar claramente las áreas destinadas a cada fin.»

A la hora de diseñar tu web, sucede algo parecido.

Tu web debe tener un objetivo.

Por ejemplo, hay quien quiere una web solo para mostrar su trabajo. Una especie de portafolio digital.

Hay quien la utiliza como herramienta para llegar a clientes a los que no podría llegar por los medios convencionales, o como parte de un embudo de ventas.

También hay quien se apoya en su web para potenciar su marca.

Y, por último, hay quien utiliza su web para todo lo anterior.

El hecho de definir para qué quieres tu web te ayudará a tener claro lo más importante antes de empezar con tu proyecto.

Eso es:

  • A qué tipo de profesional te tienes que dirigir.
  • Cuánto dinero te va a costar.
  • Cuánto tiempo te va a llevar.
  • Qué tipo de contenido necesitarás crear.
  • Qué plataforma vas a utilizar.
  • Cuánto tiempo le vas a dedicar.
  • Qué herramientas serán imprescindibles.

Veamos algún ejemplo.

Si quieres usar tu web solo como portafolio, no vas a contratar a alguien que tenga conocimientos de SEO ni de marketing digital para el diseño.

Bastará con un diseñador que sea capaz de trabajar con plantillas y un buen CMS como WordPress.

Necesitarás un buen contenido gráfico, pero los textos serán un elemento secundario.

El precio de la web será, por tanto, bastante asequible, y debería estar lista en relativamente poco tiempo.

En cambio, si tu objetivo es posicionar tu marca o llegar a nuevos clientes a través de internet, el diseño será importante, pero no lo principal.

Necesitarás, además de un diseñador capaz de trabajar con plantillas y un buen CMS como WordPress, alguien que se encargue de los textos y que te ayude a posicionar tu web en internet.

En este caso, probablemente tendrás que contar con un presupuesto superior y con más tiempo que en el caso anterior.

El objetivo de la web lo es todo, y es, al mismo tiempo, en lo que fallamos la mayoría de las veces.

No cometas el mismo error.

Dedica algo de tiempo, sobre todo si todavía no tienes una web, a pensar en para qué la quieres, y sé realista con tus expectativas, especialmente si tu presupuesto es limitado.

Ahorrarás tiempo, dolores de cabeza y aumentarás tus posibilidades de conseguir, al final del proceso, una web que realmente cubra tus necesidades.

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