Los textos de una web son importantes, como también es importante el texto de un email, de un flyer, de tus publicaciones en redes sociales o el texto del anuncio de una vivienda.
Sé que lo sabes, y también sé que crees que escribir no es para ti, que no se te da bien y que por eso, tus textos no son lo bastante buenos, bonitos o convincentes.
Puede que tengas razón, aunque la experiencia me dice que si lo que escribes no funciona, en la mayoría de los casos, es por una razón completamente distinta.
Cuando escribimos, lo hacemos porque queremos comunicar algo a alguien.
Esto es importante, así que lo voy a repetir.
Cuando escribimos textos para nuestra web, un email, un anuncio o un flyer, no lo hacemos para nosotros. Lo hacemos para otras personas.
Y esas personas para las que escribimos no saben lo que sabemos nosotros, no sienten lo que sentimos nosotros y, muy probablemente, no se expresan de la misma forma que nosotros.
Así que, si queremos que nuestros textos les digan algo, parece más importante aprender a escribir para ellos, en vez de aprender a escribir bien.
El problema es que para aprender a escribir para los demás, tenemos que aprender antes a ponernos en su lugar y descifrar qué es lo que realmente les importa y les preocupa.
Y eso no es fácil. De hecho es mucho más difícil que escribir bonito.
Vale. Ya hemos detectado el problema. Vamos con la solución.
Las 3 preguntas que deberías hacerte antes de escribir cualquier texto
Algo que la mayoría de personas no sabe, es que quien se dedica a escribir textos, invierte mucho más tiempo en entender bien para quién va a escribir, que en escribir.
Otra curiosidad sobre el copywriting, es que internet está plagado de ejemplos de páginas escritas por personas sin ninguna habilidad especial para escribir, pero que consiguen una cantidad obscena de ventas solo por haberse tomado el tiempo de entender bien para quien estaban escribiendo.
Dicho esto, hay algunas preguntas que te servirán como guía para entender mejor a esas personas a las que quieres convencer con tus textos y, por ende, a escribir mejores textos.
Primera pregunta: ¿saben esas personas que tienen un problema o que existe una solución?
Esta pregunta nos ayudará a definir si el público al que nos vamos a dirigir es frío, templado o caliente.
Entender esto es clave a la hora de escribir cualquier texto. Te explico por qué.
Entendemos por público caliente, aquel que te conoce, que te sigue en redes sociales, que está suscrito a tu newsletter, incluso que ya te han comprado algo alguna vez.
Este tipo de público no necesita que seas demasiado específico. Lo que quiere es conocer la novedad y entender el beneficio.
Con eso tendrán suficiente información para tomar una decisión porque saben quién eres, saben que tienen un problema y saben que tú, probablemente, tendrás la solución.
Un público frío es aquel que sabe que tiene un problema, pero no sabe qué soluciones hay y, por supuesto, no sabe quién eres tú.
En este caso, tendremos que centrarnos en hablar del problema para llamar su atención, presentar los beneficios de nuestra solución con detalle y demostrar que puede confiar en nosotros.
En definitiva, tendremos que escribir más texto.
El público templado sabe que tiene un problema y conoce una o varias soluciones. A quien no conoce es a ti.
Creo que pillas la idea de por qué tus textos deben ser diferentes en función de a qué tipo de público te quieres dirigir.
Una posible solución, es hablar siempre como si te dirigieras a un público frío. Al menos así te aseguras de que todos entiendan lo que quieres decir.
Segunda pregunta: ¿Qué razones llevarían a alguien a querer comprar mi producto o contratar mi servicio?
Y para responder esta pregunta, lo mejor es hacernos más preguntas.
Preguntas como estas…
¿Cómo mi servicio ayudará a mis clientes a ganar más dinero?
¿Cómo mi servicio ayudará a mis clientes a ahorrar dinero?
¿Cuánto tiempo van a ahorrar mis clientes al contratar mi servicio y cómo van a poder emplear ese tiempo?
¿Qué molestia, problema, miedo o preocupación elimina mi servicio?
¿Cómo la vida de mis clientes se va a transformar si contratan mi servicio?
Las respuestas deberían aparecer en tus textos.
Tercera pregunta: ¿En qué contexto mi cliente va a leer mis textos?
No es lo mismo escribir el texto de una página a la que van a llegar por un anuncio, en el que han hecho clic porque están buscando algo, que escribir el texto de un email al que van a dedicar el tiempo justo y que solo leerán hasta el final si cuenta algo interesante, concreto y valioso.
El contexto es fundamental.
¿Lo trasladamos a la vida real?
Imagina una primera cita en la que vais al cine, luego a cenar y finalmente a tomar una copa.
En el cine no te vas a poner a hablar de tu vida, ni a preguntarle a la otra persona sobre la suya. A lo mejor sí, pero quizá no sea el mejor momento.
Durante la cena no te pondrás a hablar en voz bajita, con frases cortas y breves para no molestar a los que tienes alrededor. No estás en el cine. Ni tampoco lo harás gritando porque la música está a todo volumen. No estás en un pub.
Por último, si con suerte llegáis hasta la copa, la conversación probablemente será distinta, de otros temas, en otro tono.
El contexto en el que te encuentras, define el tono, el volumen, incluso el tema de conversación.
Pues en internet, lo mismo.
Conclusión
En internet, como en la vida, para hacerse entender, primero hay que entender.
Entender con quién estamos hablando, entender dónde estamos hablando y, a ser posible, entender qué es importante para la persona con la que estamos hablando, sobre todo si queremos captar su atención.
Y en internet, como en la vida, la mejor forma de entender algo, suele ser preguntando.
Hasta la próxima.