Lecciones que me hubiera gustado aprender mucho antes

El otro día, en una de mis consultorías, me preguntaron cuánto tiempo llevo con La inmobiliaria digital.

Respondí mal, jajajajaja. Y mira que la pregunta era fácil.

Siendo preciso, mi pequeño proyecto acaba de cumplir 3 años. Esa es la verdad. Aunque a veces tengo la sensación de que ha sido mucho menos.

De hecho, en la consultoría, respondí diciendo que lleva 2 años y medio, y ya me parecía estar exagerando.

Es increíble cómo vuela el tiempo.

La cuestión es que, durante estos años, la vida me ha dado unas pocas lecciones que hubiera agradecido recibir antes de empezar y, en el artículo de esta semana, me gustaría compartir algunas de ellas contigo.

Nota: La sección de comentarios es, como siempre, el lugar para que tú compartas las tuyas, o cualquier otra idea o pensamiento que quieras compartir. Sinceramente, me encantaría que lo aprovecharas. Estás en tu casa.

#1 Descansar es obligatorio

Sin duda, esta es una de las lecciones que ha llegado más tarde, a la fuerza y que, probablemente, de haber llegado antes, hubiera cambiado por completo la situación actual de mi negocio y de mi vida.

Incluso me arriesgaría a decir que es la lección más importante de todo este listado, al menos para mí.

Te cuento por qué.

Durante estos años, he trabajado, de media, 10 horas al día los 7 días de la semana, los 12 meses del año.

Sin fines de semana, sin días festivos, sin vacaciones, sin pausa.

No me malinterpretes. No me estoy quejando. De hecho, lo disfrutaba. Digamos que siempre he sido un poco… adicto al trabajo.

No obstante, hay algunas consideraciones que no tuve en cuenta, como por ejemplo que ya no soy ese chico de veintitantos que trabajaba a todas horas en tres sitios distintos y que, durante las vacaciones, buscaba trabajo de temporada en hoteles y restaurantes.

Tampoco tuve en cuenta que la situación social (pandemia, confinamiento, etc) podía llegar a afectarme de manera significativa.

Y olvidé que, al emprender, no solo tendría que estar pendiente de hacer mi trabajo. Ahora necesitaría la claridad mental suficiente como para pensar en estrategias, en la parte burocrática del negocio y en tantas otras cosas que no consumen energía ni tiempo cuando trabajas para otras personas.

Ahora bien, ¿qué supuso todo eso en el medio y largo plazo?

Con el tiempo, me di cuenta de que cada vez me costaba más mantenerme concentrado.

Me despertaba con la sensación de haber dormido apenas unas horas, cansado, más de lo normal o, como mínimo, mucho más de lo que me había sentido hasta entonces.

Mi creatividad, que ya de por sí no es una característica extraodinariamente destacable en mí, empezaba a dejarme tirado día sí, día también.

En pocas palabras, me había desviado del camino y había hecho una parada en la ciudad Burnout. Me había empezado a quemar.

Por eso, en 2022, uno de mis objetivos no negociables, ha sido tomarme (al menos) un día de fiesta a la semana.

Y no te lo creerás pero, gracias a ese día de desconexión, de no responder emails, de no pensar en todo lo que tengo que hacer, mi estado general ha cambiado de manera sorprendente.

Estoy recuperando niveles de energía que ya daba por perdidos, he vuelto a retomar ciertas rutinas que había dejado de lado por un exceso de compromisos, he experimentado un tímido (pero consistente) aumento en mi creatividad, y he empezado a sentir que puedo enfrentarme a decisiones complejas con cierto criterio.

Y solo por dedicar un día de la semana a descansar. Parece haber sido una buena decisión, ¿verdad?

#2 Dedica tiempo a ti mismo

En mi caso, me he dado cuenta de que mi vida es mucho mejor cuando me obligo a cumplir con algunos compromisos que no tienen que ver con mi actividad profesional. Al menos no directamente.

Esos compromisos son, entre otros, leer 30 minutos al día, escribir un diario, dedicar al menos una hora cada día a aprender algo nuevo y hacer algo de ejercicio.

Lo del ejercicio, al menos este año, reconozco que lo llevo un poco peor. Pero, en fin, que nadie es perfecto. Mucho menos yo.

El resto, a día de hoy, lo considero imprescindible y son hábitos que he ido adquiriendo a lo largo de estos pocos años que llevo con La inmobiliaria digital.

El reto para este 2022, sin ninguna duda, pasa por mejorar mi alimentación, poner énfasis en el ejercicio y recuperar alguna actividad que dejé de lado con la llegada de la pandemia y que he ido posponiendo con la excusa del tiempo.

¿Por qué «dedicarme tiempo» es una lección tan importante para mí?

Porque me he dado cuenta de que cuánto más me dedico a mí, más dispuesto estoy a ayudar a los demás.

Y termino este apartado con una frase de Jordan B. Peterson que puedes encontrar en su libro Las doce reglas para vivir (Ver en Amazon):

«Trátate a ti mismo como si dependieras de ti.»

Para mí tiene algo de sentido, ¿qué opinas tú?

#3 Aprende a equivocarte. Equivócate y aprende.

Lección de vida y de negocio.

Te seré sincero: en mi vida he tomado tantas malas decisiones, que hace tiempo que dejó de preocuparme el hecho de equivocarme.

Lo acepto, como acepto que nunca me sale bien la tortilla de patatas.

No obstante, la lección que me llevo de los errores cometidos con La inmobiliaria digital, es que 1. Te puedes equivocar con elegancia, lo cual es mucho mejor que equivocarse sin ella, y 2. Para avanzar, es casi imprescindible asumir la obligación de aprender de nuestros errores.

#4 Pide ayuda

Quienes me conocen bien, saben que no suelo pedir ayuda. Ni siquiera cuando la necesito de verdad.

Puede que sea una cuestión de orgullo, de falsa dignidad, o es posible que se deba a una subyacente falta de humildad.

Esta última teoría es la que mejor me ha ido encajando con el tiempo.

Desde que empecé con La inmobiliaria digital me he visto superado en varios momentos.

Demasiado trabajo, demasiados compromisos, demasiados contratiempos inesperados. Demasiados «demasiados».

Hasta que, en un momento dado y contra mi voluntad, me vi obligado a claudicar en mi tradición de no pedir ayuda si quería continuar con mi proyecto.

¿Y sabes qué? Tampoco fue algo tan traumático como imaginaba.

Pedir ayuda no es fácil. Créeme que lo sé. Pero querer enfrentarse solo a la vida y experimentar algo parecido a una victoria, es todavía más difícil.

Y eso me lleva a la última lección que voy a compartir contigo en el artículo de hoy.

#5 Reconoce y ama tus limitaciones

Hace poco, leí en un libro que somos la suma de nuestras habilidades, limitaciones y defectos.

Que no existe el uno sin el otro, que son el Ying y el Yang de nuestro día a día y que, por lo tanto, si aceptamos a uno, deberíamos aceptar obligatoriamente al otro.

No sé tú, pero yo estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. Al menos ahora lo estoy.

Si no aceptara con absoluta entrega mis habilidades, estaría menospreciando quién soy. Y eso es algo que no me corresponde hacer a mí.

Ahí fuera existe gente más que suficiente que siempre estará dispuesta a menospreciarte. De eso no tengas ninguna duda.

Pero si no aceptara del mismo modo mis limitaciones, estaría desechando una parte de mí que me hace ser quién soy y que, además, me impulsa a avanzar, a seguir aprendiendo, en definitiva, a convertirme en la mejor versión posible de mí mismo.

Esta lección no ha terminado para mí, por eso está la última de la lista.

Aún no he aprendido a amar sinceramente mis limitaciones y defectos.

No obstante estoy en ello y, viendo los efectos de tal ejercicio, no puedo evitar recomendarte hacer lo mismo, o, como mínimo, intentarlo.

2 comentarios en «Lecciones que me hubiera gustado aprender mucho antes»

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.