Recuerdo cada detalle de mi primera entrevista de trabajo. Y eso que han pasado más de 20 años.
En esa época estaba estudiando y buscaba algo de fin de semana. Así podría ganar un poco de dinero y ahorrar para comprarme mi primera moto.
Decidí enfocarme en ofertas de hostelería y, a los pocos días, surgió mi oportunidad.
La verdad es que fue más sencillo de lo que pensaba. Llegué, me preguntaron por qué quería trabajar allí, me explicaron en qué iba a consistir mi trabajo y… listo. “Puedes empezar mañana” me dijeron.
Y así fue como conseguí mi primer trabajo remunerado. Qué recuerdos…
Algunos años después…
Comparemos esa entrevista de hace 20 años con la última que hice, hace 2.
Una empresa (voy a llamarla Empresa X) se puso en contacto conmigo a raíz de un CV que encontraron en internet.
Me llamó directamente el gerente y, durante 1 hora, me hizo toda clase de preguntas sobre mi formación, experiencia, valores y objetivos.
Al finalizar me invitó a una entrevista en su oficina unos días más tarde para conocernos personalmente.
Esa entrevista duró más de 1 hora y en ella mantuvimos una conversación en la que no solo tratamos tratamos temas laborales, sino también personales.
Al terminar, el gerente de la Empresa X me pidió una tercera entrevista con el resto de miembros de dirección.
En esa tercera entrevista cada uno de ellos pudo preguntarme todo lo que quiso y resolver sus dudas sobre mi formación y experiencia. Finalmente me contrataron.
Te preguntarás por qué te cuento todo esto.
Si eres lector o lectora de este blog, sabrás que me gusta poner ejemplos que ilustren lo que quiero contar. Me parece la forma más sencilla de transmitir una idea.
Sobretodo si se trata de una idea sobre algo intangible.
He comparado mi entrevista de hace 20 años con la más reciente porque ilustra a la perfección cómo una empresa, con necesidad y pocas opciones, no lo pensó demasiado a la hora de contratarme.
En cambio, en un momento en el que la oferta de profesionales del marketing digital es abundante y la competencia en internet es feroz, para cualquier empresa es más importante que nunca profundizar y conocer bien a quién van a contratar.
Y no solo se tienen en cuenta los aspectos profesionales.
Ganan peso los personales ya que ayudarán a que esa persona se involucre en el proyecto y sea capaz de incorporarse y adaptarse a un equipo.
Si cambiamos los sujetos de estas afirmaciones y, en vez de empresas hablamos de tus clientes, y en vez de personal, hablamos de ti como proveedor, entenderás que para tus clientes, tomar la mejor decisión a la hora de contratar a alguien para vender su vivienda se ha convertido en algo muy parecido a un proceso de selección.
Y ahí es dónde tu página web puede ayudarte cómo aún no te imaginas.
Tus clientes te buscan en internet antes de llamarte
Así es. Y tienes razón al decir que no todos lo hacen. Todavía existe un buen número de personas que no utilizan internet para todo.
Pero hay otro grupo, cada vez más numeroso, que sí lo hace. Y quizá estás perdiendo la oportunidad de llegar a ellos si no cuidas tu imagen digital.
Cuando un usuario digital decide (por ejemplo) vender su piso, lo primero que hace es buscar información en internet. Quiere saber qué opciones tiene.
Imagina que fueras tú quién le diera esa información. ¿No crees que sería una buena forma de conoceros?
Ahora que te conoce, quiere saber más sobre ti. Así que profundiza en tu página web y busca el lugar en el que le explicas cómo trabajas, qué te diferencia de tu competencia, qué dicen otros clientes sobre tu servicio y qué cuesta contratarte.
Y sí. Ya sé que lo de los honorarios es tema tabú en el sector inmobiliario. Pero hay muchos temas tabú que un día dejaron de serlo ¿no?.
Parte de la magia de internet es que nos permite encontrar información sobre productos y servicios, sin necesidad de tener que contactar con la empresa en cuestión.
¿Qué sentido tiene no contar nada en tu página web pensando que así tu cliente se verá forzado a llamarte o visitarte en tu oficina?
Las 3 claves para enamorar a tus clientes con tu página web inmobiliaria
1. Piensa en ofrecer a tus clientes la mejor experiencia posible y deja de pensar en estrategias para manipularlos
Y te hablo de esto en primer lugar porque, sinceramente, si la cumples al 100%, podrías ahorrarte las otras dos.
Centra tus esfuerzos en que tu página web ofrezca una buena experiencia.
Tener un diseño bonito está bien. Pero pensar solo en la apariencia es un error.
Cuando lleguen a tu web, tus potenciales clientes quieren encontrar contenido. Y no te hablo de eslóganes resultones y con gancho.
Quieren entender con claridad qué puedes ofrecer y por qué contratarte es algo que les va a beneficiar.
Probablemente querrán leer contenido que resuelva sus dudas. Y todo ello sin tener que llamarte para averiguar aquello que no has querido contar en tu bonita web inmobiliaria.
Te aseguro que no importa si tienes 200 visitas al mes o 10.000. La calidad de tu página web está directamente relacionada con tu intención.
Piensa en ayudar y no en conseguir. Esa es la primera y más importante de las 3 claves.
2. Diseña tu web inmobiliaria para todo el mundo
Tu web la van a ver en la pantalla de un teléfono móvil, en un monitor de 42” y Full HD, la van a ver personas mayores, parejas jóvenes, la van a ver en el trabajo, en el metro, y así podría seguir…
Utiliza fuentes, iconos, colores e imágenes que cualquiera pueda entender.
Haz que sea fácil navegar por toda la página y que lo más importante se encuentre en menos de 4 clics.
Sé que te parecerá aburrido, pero el negro sobre el blanco se lee mucho mejor que el blanco sobre el negro.
Puede que los colores de tu marca sean el amarillo y el naranja. Pero no es necesario que toda la página tenga esos colores.
Si estás diseñando tu página web, puede que este consejo te ayude ⬇️
Cuando tengas una versión más o menos terminada, pídele a al menos 10 personas que no tengan nada que ver con el sector, que lleven a cabo determinadas acciones.
Por ejemplo pídeles que busquen un piso, que contacten contigo para vender su vivienda o que te digan en menos de 5 segundos cual es el valor diferencial de tu agencia inmobiliaria.
Intenta que ese grupo de 10 personas represente al mayor número posible de perfiles demográficos.
Recopila sus comentarios y dirígete a tu web. No se trata de cambiarlo todo porque alguien dice que no le gusta algo.
Pero conocer las opiniones de personas corrientes te ayudará a detectar posibles fallos en el diseño de tu página web antes de lanzarla.
3. Cuida la página de Inicio o Home
¿Cuantas veces has entrado en páginas de tu competencia y nada más entrar te han dado ganas de salir corriendo?
La página de inicio es la más importante de tu web. Posiblemente sea la que más visitas recibe y tiene que enganchar, informar y ayudar a tus visitas a encontrar aquello que están buscando.
Cuida el diseño, pero sobretodo, cuida la usabilidad.
El único problema y posiblemente la causa de que muchas páginas de inicio decepcionen, es la falta de conocimiento sobre quién la va a visitar.
Cuando un cliente se pone en contacto conmigo para que le ayude con su página de inicio, lo primero que le pregunto (o una de las primeras preguntas) es sobre quién es su cliente final. Es decir, a quién se quiere dirigir.
¿Quieres saber cuál es la respuesta más común?
«Quiero dirigirme a personas que quieres comprar una vivienda y a propietarios que quieren vender. Al fin y al cabo soy una inmobiliaria.»
Tiene todo el sentido del mundo ¿o no?
Cómo vamos a dirigirnos de forma eficiente a dos clientes distintos, con necesidades distintas y que buscan soluciones distintas.
Lamento decirte que tendrás que elegir. Y no solo entre compradores y vendedores.
Si profundizas un poco más te darás cuenta que no todos tus clientes compradores son iguales y que no todos tus vendedores necesitan lo mismo.
Si averiguas a quién te quieres dirigir, tu página de inicio puede llegar a convertirse en una poderosa herramienta capaz de convertir tus visitas en potenciales clientes dispuestos a contratarte.